Todo empezó hace 16 meses aproximadamente... menos de 1 año viviendo en España y compartiendo mi vida con una persona muy especial y que ha significado el inicio de una nueva etapa para ambos.

Tengo que decir que no fue un bebé planificado, pero ha sido muy muy deseado. En la semana 20 nos confirmaron que era un varoncito... como yo quería.... Estaba pletórica... ya tenía su nombre, en ese momento se lo dije a la doctora quien lo apuntó en la tarjeta de control del embarazo "DIEGO". Así pasaron 9 meses, de preparar su llegada, de imaginar su carita, de soñarlo cada día, de hablarle y cantarle... Tenía fecha posible de parto para el 29 de octubre...pensé que no llegaría. Tenía la barriga súper grande y el verano me tenía exhausta.. no veía la hora de tenerlo entre mis brazos.
Así, llegó la fecha indicada. Ese día tenía consulta. Mi bebé pesaba casi 4 kilos, según lo que indicaba la última eco. Entonces, la doctora me anunció que sería una cesárea y que la haría ese mismo día si estábamos de acuerdo. Entre nervios, incertidumbre, emociones a flor de piel, decidí con mi madre que sí sería ese día. De inmediato, llamé a mi esposo... quien ya estaba preparado para cualquier momento. Estaba tan nervioso y contento... en su voz pude notarlo. Se presentó rápidamente en la clínica, con todas las cositas de nuestro bebé. Allí estaba mi madre conmigo. Sin ella todo hubiera sido más difícil. Fue un gran apoyo en todo momento.
Mientras me cerraban la herida, mi esposo se perdió de mi vista. Cuando levanté un poco más la mirada, pude ver como tenía a nuestro pequeño Diego entre sus brazos. Él envuelto en su arrullito que le regaló su abuela, y la cara del papá que no se podía creer que tuviera a su hijo entre sus brazos. Fueron instantes mágicos.
Amamantarlo fue otra de las experiencias más bonitas... verlo cómo buscaba el pecho y cómo se alimentaba... Un milagro de Dios...
Desde ese día, nuestras vidas cambiaron. Hoy Diego tiene 8 meses y es la alegría de nuestras vidas. Ir a verlo cada mañana a su cuna y observar su sonrisa apenas me ve o me oye, me motiva y me llena de vida. He conocido el amor verdadero, el amor incondicional... sólo las madres podemos sentirlo.
Cada día le agradezco a Dios por enviármelo, porque la vida me sonríe cada vez que lo veo.
Diego me está enseñando a ser mamá.... estoy aprendiendo con él... espero hacerlo lo mejor que puedo. Gracias a Dios tengo a mi mamá y a mi hermana que me han apoyado tanto... a mi familia en Venezuela que están pendientes de mi niño, a una sobrina hermosa Ainhoa... que lo adora y se interesa por él a cada instante, a mi esposo que ha resultado un padre, que no cambia muchos pañales, pero que adora a su hijo hasta al infinito y a la familia de mi esposo que también lo quieren y lo consienten muchísimo.
Esta es la historia del nacimiento de mi bebé... una historia de amor que apenas comienza. Espero que Dios continúe iluminando nuestras vidas, sólo puedo decir Gracias...!
Espero que os haya gustado...
Hasta la próxima!
Preciosoooo....!! los quiero!
ResponderEliminar